El Programa de Intercambio de Jeringuillas de la prisión de Basauri (Bizkaia)(1997-99)

Indice

 

Introducción

En Europa, aunque con importantes diferencias geográficas, el 39,8% del total de casos declarados de sida se deben a la exposición a sangre infectada mediante el hábito de compartir las jeringuillas entre los Usuarios de Drogas por Vía Parenteral (UDVPs). Así, en países del norte como Dinamarca, Suecia, Reino Unido u Holanda la proporción de casos de sida atribuidos a UDVPs no supone más del 12% del total de casos declarados mientras que en España e Italia supera el 60% [1].

Los drogodependientes, a menudo, cometen delitos relacionados con su dependencia a las drogas que les conducen a prisión y, por tanto, la presencia de personas que se inyectan drogas es frecuente. La mayoría de las medidas adoptadas en las Instituciones Penitenciarias han dificultado el consumo de drogas pero no han impedido su introducción. Cuando se descubre una jeringuilla, ésta se confisca convirtiéndose en un artículo escaso que conduce inevitablemente a su uso compartido entre los internos. La prevalencia global de infección por Virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH) en las prisiones europeas se considera superior al 10% existiendo, al igual que ocurre extrapenitenciariamente, grandes diferencias geográficas. Mientras que países como Holanda, Suiza, Gran Bretaña o Bélgica presentan tasas inferiores al 12%, España destaca por presentar la prevalencia más elevada (20%) de presos seropositivos [2].

Es responsabilidad de las Administraciones Penitenciarias el velar por la vida, la integridad y la salud de las personas privadas de libertad y a tal fin deberían incluir entre sus políticas en materia de prevención y tratamiento de la enfermedad todas aquellas estrategias que, para el resto de la comunidad, se han mostrado eficaces. En este sentido y basándose en este principio básico de no discriminación, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Consejo de Europa desarrollaron, entre los años 1987 y 1993, una serie de directrices sobre VIH/Sida en prisiones. Una de ellas hace mención expresa a la disponibilidad de agujas y jeringuillas estériles: "en países donde, en la comunidad, exista disponibilidad de jeringuillas y agujas estériles para inyectores de drogas, debería considerarse la posibilidad de proporcionar equipos de inyección higiénicos a aquellos presos que los demanden, tanto durante el arresto como en la excarcelación." [3]

La distribución de jeringuillas estériles, entre las personas que se inyectan drogas, como medida de prevención del VIH y otros gérmenes de transmisión sanguínea se ha mostrado eficaz fuera de las prisiones. Sin embargo, uno de los argumentos contra esta estrategia preventiva ha sido su aparente incompatibilidad con el carácter ilegal del uso de drogas, originando como resultado especulaciones y miedos sobre las posibles repercusiones de introducir esta medida en el ámbito penitenciario y olvidando que el suministro de jeringuillas es jurídicamente admisible y compatible con una política sanitaria responsable.

En Europa, el grado de aplicación de esta directriz concreta sobre VIH/Sida en prisiones -proporcionar jeringuillas estériles a los internos que las demanden- es escaso y sólo algunas prisiones de Alemania y Suiza distribuyen e intercambian jeringuillas a sus presos [4, 5].

En España, la prisión de Basauri (Vizcaya) inició un proyecto piloto de intercambio de jeringuillas en julio de 1997 a fin de contrastar la viabilidad y validar esta estrategia preventiva en el medio penitenciario.

 

Historia del proyecto

El Proyecto de Intercambio de Jeringuillas (PIJ) en la prisión de Basauri tiene su origen en una proposición no de ley del Parlamento Vasco, con fecha del 13 de diciembre de 1995, por la que, haciéndose eco de la sensibilidad social manifestada en este sentido desde algunas Asociaciones Ciudadanas e Instituciones, se instaba al Gobierno Vasco a solicitar a la Secretaria de Estado de Asuntos Penitenciarios a que, con carácter experimental y bajo los correspondientes controles sanitarios y de seguridad, pusiera en marcha un Programa de Intercambio de Jeringuillas en uno de los tres Centros Penitenciarios de la Comunidad Autónoma Vasca (CAV) cuya evaluación permitiera adoptar una decisión uniforme y razonada para la introducción de jeringuillas en el medio penitenciario [6].

Centro Penitenciario de Basauri

El Centro Penitenciario de Basauri (Vizcaya) es un centro para hombres con un promedio de ocupación en torno a 250 internos, con predominio de la población penada sobre la preventiva al inicio del programa y con un elevado índice rotacional de la población. La estructura del centro es de cuatro departamentos, entre los que se encuentra la enfermería y el departamento general con cuatro galerías, existiendo en cada departamento espacios comunes específicos para el desarrollo de actividades psico-educativas, de ocio y tiempo libre. La ratio de personal sanitario por interno esta en torno a un médico por cada 75 internos y un Diplomado Universitario en Enfermería (DUE) por cada 100.

Con respecto a los hábitos de consumo de sustancias tóxicas, el perfil de los internos que, en 1995, ingresaron por primera vez en esta prisión (n=180) fue el siguiente: el 46-50% refirió consumir o haber consumido habitualmente drogas; el 50% de los consumidores lo era de heroína sola o asociada a cocaína y de ellos, el 75% usaba la vía parenteral. El 33% compartía jeringuillas con otros usuarios y el 69,3% no usaba preservativos en sus relaciones sexuales. El 15,8% era VIH positivo y el 40% tenía el Virus de la Hepatitis B (VHB) [2].

En este Centro se desarrollan intervenciones, tanto preventivas como asistenciales, dirigidas específicamente a los drogodependientes. Las intervenciones preventivas consisten en: educación sanitaria, distribución de desinfectantes (lejía) y suministro de preservativos. Las intervenciones asistenciales se estructuran en: programas de desintoxicación, programas de deshabituación con apoyo farmacológico y psicosocial y programas de mantenimiento con metadona.

Para el desarrollo de los programas dirigidos a los toxicómanos, además del equipo sanitario de la prisión, se cuenta con un equipo externo a la prisión de intervención en toxicomanías; este equipo -integrado por un médico y dos psicólogas- está subvencionado por el Departamento de Justicia del Gobierno Vasco.

 

Programa de Intercambio de Jeringuillas en la prisión de Basauri

  1. Objetivo General del Proyecto

    Verificar si la medida preventiva de suministro de jeringuillas, probada en la población general, es realizable y adaptable a las condiciones de ejecución de condena.

  2. Objetivos específicos del Proyecto

    Elaborar recomendaciones sobre las fórmulas de intervención en materia de drogodependencias en el ámbito de privación de libertad.

    Valorar la influencia del suministro de jeringuillas sobre el cumplimiento de condena.

    Contribuir en la prevención del VIH y otros gérmenes patógenos de transmisión sanguínea (hepatitis B, hepatitis C) entre las personas que se inyectan drogas.

    Incrementar las posibilidades de contacto con los UDVPs y favorecer su acceso a los programas asistenciales -para tratamiento de la drogodependencia- implementados en el ámbito penitenciario.

    Identificar las repercusiones del proyecto sobre los comportamientos de riesgo para el VIH, el consumo de drogas y la preservación de la salud de los encarcelados.

  3. Métodos

    Previamente a la ejecución del PIJ como tal existen cuatro aspectos importantes que es preciso destacar [4]:

    El primer paso para implementar el PIJ en la prisión de Basauri consistió en la creación, en noviembre de 1995, de una Comisión integrada por representantes de los Departamentos de Justicia y Sanidad del Gobierno Vasco, del Ministerio de Sanidad, del Ministerio del Interior y del Ararteko a fin de conformar el programa de ejecución y el proceso de evaluación, encomendado a la Facultad de Psicología de la Universidad del País Vasco.

    Otro aspecto clave fue la realización -con la implicación activa de la Dirección del Centro Penitenciario de Basauri- de sesiones informativas y formativas, con contenidos diferenciados y dirigidas tanto a las personas recluidas como a los funcionarios de prisiones. Es imprescindible que el personal funcionario del Centro participe en la prevención de las consecuencias asociadas al consumo de drogas en el ámbito carcelario independientemente de que la tenencia y consumo de sustancias tóxicas y/o estupefacientes sean objeto de sanción.

    Definido el proyecto de intercambio de jeringuillas y su calendario de desarrollo, la Comisión de Seguimiento lo expuso a las distintas Instituciones (Ministerio Fiscal, Juzgado de Vigilancia Penitenciaria, Parlamento Vasco) que directa o indirectamente están implicadas en el desarrollo del Proyecto. Igualmente se divulgó a la población general a través de los medios de comunicación.

    El Consejo de Dirección de la Prisión de Basauri propuso, a la Dirección General de Instituciones Penitenciarias, la modificación de la norma de régimen interior que considera a las jeringuillas artículos no autorizados a fin de permitir expresamente su posesión en las condiciones marcadas por la ejecución del programa de intercambio de jeringuillas, dictando la Dirección General una instrucción en este sentido.

    El PIJ propuesto en la prisión de Basauri se realiza mediante recursos humanos; se trata por tanto de un suministro/intercambio de jeringuillas personalizado que, huyendo de actitudes morales y/o coercitivas, respeta la confidencialidad de los usuarios y permite la posesión de una jeringuilla por interno. Las personas encargadas de la ejecución del PIJ son las integrantes del equipo de intervención en toxicomanías, aunque el equipo sanitario de la prisión también proporciona jeringuillas si los internos se las demandan. A este equipo de intervención en toxicomanías se han adscrito dos personas más a fin de apoyar específicamente el programa de intercambio mediante el refuerzo de los horarios de intercambio y mediante el desarrollo de actividades de educación para la salud.

    Además de las jeringuillas, a los usuarios del PIJ se les facilita información oral y escrita sobre las prácticas para una buena autoinyección, las prácticas de sexo más seguro y la prevención de las enfermedades de transmisión sanguínea y transmisión sexual. Igualmente, a aquellos que lo requieren o demandan se les deriva a otros programas de tratamiento para el abuso de drogas u otros servicios sanitarios.

    Para adquirir la primera jeringuilla, a los usuarios de drogas inyectables que ingresan en prisión se les informa -dentro del contexto de la entrevista sanitaria- tanto de los programas asistenciales existentes en materia de drogodependencias como de la posibilidad de acceder a un kit anti-sida (jeringuilla, envase de plástico para desechar la jeringuilla una vez usada, toallitas de alcohol y ampolla de agua para inyección) en el marco del PIJ. El resto de la población interna solicita el kit a los profesionales del equipo de ejecución del PIJ. Tras esta primera adquisición, el resto de kits se obtienen intercambiando las jeringuillas usadas.

     

Evaluación

Durante los 6 primeros meses (tiempos 0, 3 y 6 meses), la evaluación del proyecto se encargó a un equipo externo a la prisión - Facultad de Psicología de la Universidad del País Vasco – y se ha aplicado tanto a los reclusos como al personal funcionario del Centro Penitenciario. A los 22 meses de funcionamiento del programa, se ha realizado una valoración por el equipo ejecutor del mismo y por el equipo médico de la prisión.

  1. Evaluación en internos (tiempos 0, 3 y 6 meses)

    La evaluación en internos se apoya en el pre-test (tiempo 0) y los post-test, a 3 y 6 meses (tiempos 1 y 2) de haber puesto en marcha el PIJ que se ha administrado a inyectores de drogas (UDVPs) y no inyectores de drogas (NoUDVPs) reclusos en la prisión de Basauri. Los datos y valoraciones se han recogido mediante entrevistas estructuradas. Las variables incluidas se han referido a los siguientes aspectos: a) características sociodemográficas de los internos, b) actitud ante el programa: aspectos positivos y negativos, c) actitud de los UDVPs ante la modalidad de PIJ, d) beneficios percibidos del equipo ejecutor del PIJ, e) percepción de problemas producidos por el programa, f) percepción del riesgo de infectarse por el VIH y virus de hepatitis, g) consumo de drogas, y h) prácticas de riesgo asociadas a la inyección de drogas.

    El análisis de datos aplicado ha sido el Manova de medidas repetidas, que permite constatar el efecto simultáneo del paso del tiempo y las diferentes evoluciones entre el grupo de internos UDVPs y NoUDVPs. Para los indicadores dicotómicos (conductuales de consumo y expectativa/problemas) se aplicó el Chi-cuadrado.

  2. Evaluación en funcionarios (tiempos 0, 3 y 6 meses)

    Entre los funcionarios se realizó una evaluación cualitativa cuya metodología fue la siguiente:

    1. En el tiempo 0 se realizaron 5 entrevistas en profundidad y un grupo de discusión en el que participaron 8 funcionarios. Estas personas han sido seleccionadas por el Director del Centro Penitenciario en función de los cargos que ejercen: vigilancia interna, educadores y personas que participaban en la Junta de tratamiento.

    2. A los 3 meses se realizó un grupo de discusión con los 8 funcionarios seleccionados en el tiempo 0.

    3. A los 6 meses se realizaron 5 entrevistas en profundidad y un grupo de discusión con 4 funcionarios –de los entrevistados en los tiempos anteriores- y 4 UDVPs.

    4. La evaluación realizada entre los funcionarios se ha referido a los siguientes aspectos: a) valoración global: costes y beneficios del PIJ en la prisión, b) funcionamiento del PIJ y c) problemas derivados de la implantación del PIJ.

  3. Evaluación en equipo ejecutor del PIJ y en equipo médico de la prisión

  4. Transcurridos 22 meses de desarrollo del PIJ, se ha realizado una evaluación cualitativa entre el equipo ejecutor del PIJ y el equipo médico de la prisión, mediante un grupo de discusión en el que participaron 5 personas. Asimismo se ha analizado cuantitativamente la evolución del PIJ.

    La evaluación realizada se ha referido a los siguientes aspectos: a) número de kits anti-sida distribuidos y recogidos por el programa, b) número de UDVPs atendidos en el PIJ, c) influencia del desarrollo del PIJ sobre: el consumo de drogas, la conflictividad, las funciones del personal funcionario, el equipo ejecutor del programa, el equipo médico, los beneficios penitenciarios, el uso de las jeringuillas y el estado sanitario de los internos

 

Resultados

Resultados de la evaluación aplicada a los internos

Los resultados que se presentan hacen referencia exclusivamente a aquellos sujetos que cumplimentaron el pre-test (antes de iniciar el proyecto piloto) y los dos post tests, a los 3 y a los 6 meses, tras iniciarse el PIJ. A pesar de que la muestra inicial (tiempo 0) fue de 100 internos (50 UDVPs y 50 NoUDVPs), ésta quedó reducida, a los 6 meses, a 46 (21 UDVPs y 25 NoUDVPs). Esta muerte experimental es debida a traslados, puestas en libertad, cambio de Centro de cumplimiento, etc.

  1. Características sociodemográficas

  2. La muestra de UDVPs (edad media 29.5 años) es más joven que la de NoUDVPs (edad media 34.4 años), tiene un menor nivel de formación ya que la mayoría sólo ha realizado estudios de EGB (76% versus 32%) y también lleva menos tiempo en prisión (8.61 meses versus 20.48 meses). Finalmente, el porcentaje de personas que dice haber trabajado al menos una vez a lo largo de su vida es similar en ambos colectivos (85.7% versus 88%).

  3. Actitud ante el programa: aspectos positivos y negativos

  4. Antes de iniciarse el PIJ, tanto los presos UDVPs como NoUDVPs perciben que el intercambio de jeringuillas tiene grandes beneficios y reducidos costes. A los 3 y 6 meses de puesto en marcha el PIJ, en ambos colectivos, aumenta de forma muy significativa la percepción positiva (efecto significativo del tiempo F2,88=8,58 p=0,000) y se reduce de forma muy significativa la percepción negativa (efecto significativo del tiempo F2,88=21,35 p=0,000).

    Con respecto a los beneficios percibidos, los reclusos encuestados consideran que el PIJ en la prisión previene infecciones y reinfecciones, posibilita prácticas de inyección más seguras, y disminuye el uso compartido y la reutilización de jeringuillas. La disminución de las conductas sexuales de riesgo es el único beneficio que los internos consideran que no tiene ninguna relación con el PIJ.

    Con respecto a los costes percibidos, a los 6 meses, sólo el 26% de los presos (tanto UDVP como NoUDVP) percibe que el PIJ, en la prisión, favorece el aumento del consumo de drogas por vía parenteral y únicamente el 9% considera que aumenta el control por parte de los funcionarios.

     

  5. Actitud ante la modalidad de PIJ

  6. Antes de la puesta en marcha del PIJ en la prisión, tanto en el colectivo de UDVPs como en el colectivo de NoUDVPs, el intercambio de jeringuillas mediante máquinas se percibe como poco beneficioso. Los beneficios de las máquinas eran inexistentes con respecto a la total disponibilidad horaria (0% a los 6 meses) y minoritarios con respecto a la preservación de la confidencialidad del usuario (9% a los 6 meses).

    En cuanto a la realización del intercambio de jeringuillas mediante recursos humanos (personal sanitario), los beneficios percibidos son altos antes de la puesta en marcha del programa y aumentan muy significativamente a los 3 y 6 meses (efecto significativo del tiempo F2,88=14,67 p=0,000), alcanzando su puntuación máxima en el caso de los UDVPs. Lo que más se valora de esta modalidad es que permite establecer un contacto directo con el usuario, posibilita la oferta de información y consejo sanitario y facilita la derivación a otros servicios socio-sanitarios (98% de los entrevistados a los 6 meses). Las limitaciones en el anonimato y en el horario no son percibidas como costes importantes.

  7. Beneficios percibidos del equipo ejecutor del PIJ

  8. Antes de iniciarse el PIJ (tiempo 0), tanto los presos UDVPs como NoUDVPs perciben como beneficioso que, fundamentalmente, los integrantes del equipo de intervención en toxicomanías, externo a la prisión, sean los ejecutores del PIJ. A los 3 y 6 meses estos beneficios percibidos aumentan muy significativamente y obtienen su puntuación máxima en el caso de los UDVPs.

    Se valora que el personal sea joven, empático, accesible, que no ponga excesivos límites y que no tenga ningún poder de cara a los beneficios penitenciarios.

     

  9. Percepción de problemas producidos por el programa

  10. En el tiempo 0, tanto los UDVPs como los NoUDVPs anticipan problemas entre todos los reclusos generados por la puesta en marcha del PIJ. A los 3 y 6 meses de funcionamiento del intercambio, confrontadas las expectativas con la realidad, se comprueba que el PIJ no ha originado ningún problema entre ellos (efecto significativo del tiempo F2,88=18,59 p=0,000).

    En el tiempo 0, al 24% de los NoUDVPs le preocupaba el uso de las jeringuillas como armas. A los 3 y 6 meses, el 100% de los reclusos NoUDVPs manifiesta no haber tenido problema alguno aduciendo las siguientes razones: a) falta de relación entre UDVPs y NoUDVPs (68%), b) respeto mutuo entre ambos colectivos (20%), c) disponibilidad suficiente de jeringuillas y buen funcionamiento de los usuarios del PIJ (8%) y d) no utilización del PIJ (4%).

    En el tiempo 0, el 9,5% de los UDVPs anticipan problemas con el equipo sanitario de la prisión, el 14.3% con otros UDVPs y el 42.9% con los funcionarios. Sin embrago, a los 3 y 6 meses no se han producido problemas reales relacionados con el PIJ con ninguno de ellos. Además no se produce sanciones relacionadas directamente con el PIJ.

     

  11. Percepción del riesgo de infectarse por el VIH y virus de la hepatitis

  12. En el tiempo 0, los NoUDVPs manifiestan un nulo riesgo de infectarse por los virus VIH, VBH, VCH mientras que los UDVPs si perciben dicho riesgo debido a su conducta de compartir jeringuillas. A los 3 y 6 meses de iniciado el PIJ los NoUDVPs no cambian su percepción, sin embargo los UDVPs perciben de forma muy significativa (efecto significativo del tiempo F2,88=13,07 p=0,000) haber disminuido a cero su riesgo de infectarse por el VIH, VBH y VCH gracias al PIJ.

     

  13. Consumo de drogas

  14. No se ha producido un aumento, estadísticamente significativo, ni del consumo de drogas (heroína, cocaína y psicofármacos) ni del consumo de heroína o cocaína por vía parenteral.

     

  15. Prácticas de riesgo asociadas a la inyección de drogas

  16. Los indicadores conductuales analizados han sido: la ocurrencia del acto de pedir jeringuillas, que les presten, prestar y reutilizar independientemente de que las jeringuillas fueran usadas o estériles.

    A los 6 meses de puesto en marcha el PIJ, el hecho de que otros reclusos les pidan jeringuillas disminuye, de forma marginalmente significativa, del 16% al 11%. Con relación al acto de prestar jeringuillas a otros reclusos, éste aumenta ligera y no significativamente del 7% al 9%. En cuanto a la conducta de que otros reclusos les presten jeringuillas, se reduce del 13% al 0%, por lo que hay un efecto muy positivo del programa. Finalmente, la reutilización de jeringuillas se reduce significativamente del 16% al 13%.

    Antes de implantar el PIJ, la mayoría de los UDVPs que refirieron que les han pedido, que han prestado, que les han prestado y/o que han reutilizado jeringuillas lo atribuyeron al hecho de que no había disponibilidad de ellas. Sin embargo, tras la puesta en marcha del PIJ, las razones aducidas por los UDIs para estos comportamientos se relacionan con: a) cierta reticencia a acudir a menudo a intercambiar jeringuillas, fundamentalmente para no ser controlados por los funcionarios; b) el lugar de intercambio estaba cerrado; c) no se percibe riesgo en la reutilización de las jeringuillas o consideran que éstas están suficientemente nuevas como para reutilizarlas.

EVALUACIÓN EN INTERNOS

  • EL PIJ TIENE GRANDES BENEFICIOS

  • VEN POSITIVO QUE EL PIJ SE REALICE MEDIANTE RECURSOS HUMANOS

  • VALORAN QUE EL PERSONAL DEL PIJ SEA JÓVEN, EMPATICO Y ACCESIBLE

  • NO HAN TENIDO PROBLEMAS CON LOS INTERNOS NI CON LOS FUNCIONARIOS

  • NO HAN AUMENTADO EL CONSUMO DE DROGAS

  • HAN REDUCIDO LAS PRÁCTICAS DE RIESGO

Resultados de la evaluación aplicada a los funcionarios (tiempos 0, 3 Y 6 meses)

Valoración a tiempo 0

  1. Costes y beneficios del PIJ en la prisión

  2. Una parte de los funcionarios opina que la puesta en marcha de un PIJ en la prisión es un hecho positivo de cara a la salud de los internos. Sin embargo, expresan miedo con relación a cómo y dónde van a guardar los UDVPs las jeringuillas y por tanto la posibilidad de pincharse con ellas en un registro o "cacheo" y por la posibilidad de que los internos usen las jeringuillas como armas.

    Otras cuestiones que plantean los funcionarios se refieren a la necesidad de un riguroso control de las jeringuillas distribuidas por el PIJ y a la posibilidad de que internos que, a fin de evitar infecciones en la cárcel, utilizan la vía fumada pasen a la vía inyectada dada la mayor accesibilidad a jeringuillas estériles.

  3. Modalidad de PIJ

  4. Todos los funcionarios entrevistados se decantan por un PIJ realizado por personal sanitario sobre la base de que: 1) permite establecer una relación personal que facilita la transmisión y escucha de la información sanitaria, 2) permite controlar la distribución y la devolución de las jeringuillas, evitando así su libre circulación por la prisión. El anonimato es la única ventaja posible que se señala de las máquinas.

     

  5. Problemas que anticipan

  6. Este grupo de funcionarios opina que los únicos problemas posibles derivados de la implantación del PIJ podrían darse entre los usuarios del mismo. Los posibles problemas que se señalan hacen referencia a: a) el hecho de que algunos internos envíen a otros a por las jeringuillas para mantener su imagen de no consumidores de cara a la prisión, b) la introducción de más droga en la prisión a través de los vis a vis y los permisos, c) la introducción de jeringuillas del PIJ en otros Centros Penitenciarios, y d) el uso de las jeringuillas como instrumento de coacción entre ellos.

    Existe la opinión generalizada de que no existirán problemas entre los funcionarios y los usuarios del PIJ si éstos cumplen las normas de utilización del PIJ y los primeros aplican sanciones cuando sea necesario.

Valoración a tiempo 1 (3 meses)

A los 3 meses de iniciado el PIJ es destacable la ausencia de conflictividad y problemas derivados del mismo.

La principal cuestión que se plantea es el descontrol existente en cuanto a la dispensación y la devolución de jeringuillas. En algún caso se ha encontrado un número excesivo de jeringuillas en una celda y jeringuillas abandonadas en un patio interior. Este descontrol se atribuye a una cierta permisividad por parte de los profesionales, externos a la prisión, encargados de la ejecución del PIJ y a la dejadez de algunos usuarios. Los funcionarios opinan que el PIJ debería ser llevado a cabo por el personal sanitario de la prisión.

Los funcionarios señalan que tras el inicio del PIJ se ve a más internos drogados. También existe la opinión de que puede haber aumentado el consumo de drogas por vía parenteral, ya que no se encuentran utensilios para la vía inhalada (papel de aluminio, etc.). Sin embargo, ambas percepciones subjetivas no se confirman en la evaluación cuantitativa.

Valoración a tiempo 2 (6 meses)

A los 6 meses de iniciado el PIJ todos los funcionarios entrevistados tienen una opinión positiva del mismo. Se ratifica la ausencia de conflictividad, insistiéndose en la necesidad de aplicar las normas del PIJ de forma rígida (intercambio 1x1) y de que sea el personal sanitario de la prisión quien ejecute el PIJ. Los usuarios del PIJ, si bien están de acuerdo conque se ejerza un mayor control en la distribución y en la devolución de las jeringuillas, prefieren que el PIJ sea ejecutado por personal externo a la prisión ya que la propuesta de los funcionarios supone admitir ante el equipo médico que se está consumiendo drogas ilegales y ello puede repercutir en permisos, beneficios, situación en otros programas de tratamiento de la drogodependencia, existentes en prisión, etc.

EVALUACION EN FUNCIONARIOS

  • OPINIÓN POSITIVA DEL PIJ

  • EL PIJ SE CARACTERIZA POR LA AUSENCIA DE CONFLICTIVIDAD

  • SON PARTIDARIOS DE QUE EL PIJ OPERE CON NORMAS RÍGIDAS

  • PREFIEREN QUE EL PIJ SEA EJECUTADO POR PERSONAL DE LA PRISIÓN

Resultados de la evaluación aplicada al equipo ejecutor y al equipo médico (a los 22 meses)

  1. Suministro/intercambio de kits anti-sida

  2. Desde el inicio del programa se han distribuido 12.500 kits anti-sida siendo el porcentaje de retorno del 82%. Aunque el intercambio se realiza 1:1, existe un porcentaje de jeringuillas (18%) que no retornan al programa bien porque se distribuyen en el momento del ingreso bien porque el interno se las lleva al ser puesto en libertad. Con objeto de primar el intercambio de jeringuillas en detrimento de la dispensación, se han quitado los dos buzones-contenedores que se instalaron al inicio del PIJ.

     

  3. Número de internos atendidos en el PIJ

  4. En 19 meses de desarrollo del PIJ (desde el 1 de noviembre de 1998 al 31 de mayo de 1999) en el Centro Penitenciario de Basauri se han producido 1.663 ingresos, en el 32% de los casos se trataba de usuarios de drogas por vía parenteral.

    A través del PIJ, en estos 19 meses, se ha contactado con 607 UDVPs diferentes. De ellos, el 38% (221 UDVPs) ha tenido un único contacto con el PIJ y el 27% entre dos y cinco contactos.

    EVALUACIÓN CUANTITATIVA DEL PIJ

    • SE HAN DISTRIBUIDO 12.500 KITS ANTI-SIDA

    • EL PORCENTAJE DE RETORNO DE JERINGUILLAS HA SIDO DEL 82%

    • SE HA ALCANZADO A 607 UDVP

  5. Influencia del PIJ sobre el consumo de drogas en el Centro Penitenciario

  6. El desarrollo del PIJ en la prisión no ha supuesto un aumento del uso de drogas entre los internos y sí ha permitido conocer la realidad objetiva del consumo de drogas en el Centro Penitenciario.

    Los posibles incrementos en el número de jeringuillas intercambiadas y en el consumo de drogas guardan una relación directa con el incremento de internos usuarios de drogas que se produce como consecuencia del alto índice de rotación de la población.

     

  7. Influencia del PIJ sobre el índice de conflictividad

  8. El desarrollo de un PIJ en la prisión de Basauri no ha generado problemas entre los internos ni entre éstos y el personal funcionario. Ello se refleja en la ausencia de partes disciplinarios por motivos relacionados con el PIJ.

    El equipo ejecutor del programa, externo a la prisión, refiere que cuando el PIJ opera con esquemas muy rígidos –para obtener una jeringuilla estéril se exige, inexcusablemente, una usada- los usuarios adoptan una actitud belicosa, responsabilizándoles de posibles infecciones. Este tipo de situaciones desgasta al equipo derivando en una primacía de las discusiones con los usuarios sobre la educación sanitaria.

     

  9. Influencia del PIJ sobre las funciones del personal funcionario

  10. El desarrollo de un PIJ no ha influido sobre el control de los internos por parte del personal funcionario, siendo destacable la ausencia de conflictividad y los problemas derivados del mismo.

     

  11. Influencia del PIJ sobre el equipo ejecutor del mismo

  12. El equipo ejecutor del PIJ destaca, en primer lugar, que el desarrollo del programa ha aumentado del grado de confianza de los internos sobre los integrantes del equipo, facilitando su labor de educación sanitaria y la derivación de UDVP a programas de tratamiento de la drogodependencia.

    El equipo ejecutor del PIJ, previamente a la implantación de éste en la prisión, centraba sus intervenciones en programas de tratamiento libres de drogas. La puesta en marcha del PIJ, en un principio, influyó negativamente sobre ellos dada la paradoja que supone intervenir en aspectos de rehabilitación de los UDVPs y simultáneamente facilitarles jeringuillas. Posteriormente, reorganizaron sus ideas, su trabajo y sus actuaciones. En la actualidad, consideran que el PIJ ha influido positivamente en el trabajo que desarrollan, han ampliado sus intervenciones, han limitado algunas de sus actividades pero sobre todo, el PIJ ha permitido la derivación de 23 UDVPs a un Programa de Mantenimiento con Metadona y de 22 usuarios a un Programa Libre de Drogas.

    EVALUACIÓN EN EL EQUIPO EJECUTOR

    • EL PIJ NO HA AUMENTADO EL CONSUMO DE DROGAS

    • EL PIJ PUEDE GENERAR CONFLICTIVIDAD SI OPERA CON ESQUEMAS RÍGIDOS

    • EL PIJ FACILITA LA LABOR DE EDUCACIÓN SANITARIA Y LA DERIVACION DE USUARIOS A PROGRAMAS DE TRATAMIENTO

    • EL PIJ NO HA INFLUIDO EN LOS BENEFICIOS PENITENCIARIOS DE SUS USUARIOS

  13. Influencia del PIJ sobre el equipo médico de la prisión

  14. El equipo médico de la prisión tiene actuaciones muy puntuales en relación directa con el intercambio de jeringuillas. Destacan que desde la implantación del PIJ no se producen patologías asociadas al uso inyectado de drogas (ausencia de abscesos, hepatitis, etc.) y que éstas sólo se observan al ingreso del UDVP en la prisión.

     

  15. Influencia del PIJ sobre los beneficios penitenciarios de los internos

  16. El desarrollo del PIJ no ha influido en los beneficios penitenciarios que disfrutan los internos. En primer lugar no se han producido sanciones directamente relacionadas con el programa de intercambio y por otra parte el equipo ejecutor del mismo es un equipo externo a la prisión que no tiene poder de decisión sobre los beneficios penitenciarios.

     

  17. Influencia del cambio de la norma de régimen interior por la que se permite la posesión de jeringuillas

  18. La autorización de la posesión y uso de jeringuillas en el interior de la prisión no ha generado problemas entre los internos ni entre los funcionarios y los usuarios del PIJ. No se han producido agresiones, las jeringuillas no se han utilizado como armas ni han servido de instrumento de coacción. La introducción de jeringuillas en la cárcel ha supuesto una mejora de la salud de los internos y su uso ha sido el marcado por las condiciones de ejecución del programa.

    EVALUACIÓN EN EL EQUIPO MÉDICO

    • EL PIJ HA PERMITIDO CONOCER LA REALIDAD OBJETIVA DEL CONSUMO DE DROGAS EN LA PRISIÓN

    • NO SE HAN PRODUCIDO PATOLOGIAS ASOCIADAS AL CONSUMO DE DROGAS

    • LAS JERINGUILLAS NO SE HAN UTILIZADO COMO ARMAS NI HAN SERVIDO DE INSTRUMENTOS DE COACCIÓN

Conclusiones

  1. La experiencia de la prisión de Basauri demuestra que la puesta en marcha de un PIJ, al igual que en medio abierto, es realizable y adaptable a las condiciones de ejecución de condena.

  2. El PIJ en prisión, al igual que en medio abierto, induce cambios conductuales de disminución de riesgos asociados al uso inyectado de drogas.

  3. El PIJ en prisión facilita la derivación de usuarios a programas de tratamiento de las drogodependencias permitiendo la vinculación de los internos a programas comunitarios extrapenitenciarios.

  4. La implantación de un PIJ no aumenta el consumo de drogas en general ni el consumo de heroína y cocaína por vía parenteral, en particular.

  5. Un PIJ en prisión debe operar con cierta flexibilidad, individualizando los distintos casos en función de sus peculiaridades, pero sin olvidar las condiciones de ejecución marcadas por cada programa

 NoUDVPsUDVPs  
 Tiempo 0Tiempo 1Tiempo 2Tiempo 0Tiempo 1Tiempo 2ManovaChi-cuadrado
1. Beneficios percibidos del PIJ4.045.164.84.425.0958,58 p=0,000* 
2. Costes percibidos del PIJ1.321.240.321.280.950.4221,35 p=0,000* 
3.Beneficios percibidos del personal sanitario3.64.964.8444.95514,67 p=0,000* 
4. Costes percibidos del personal sanitario0.420.230.230.40.280.043,86 p=0,025* 
5. Beneficios percibidos de las máquinas0.20.1200.330.230.192,78 p=0,067* 
6. Costes percibidos de las máquinas0.960.481.20.850.470.525,49 p=0,006* 
7. Expectativa/ problemas entre los reclusos0.24000.1900P=0,000* 
8. Expectativa/ problemas percibidos por los udis con el equipo sanitario   0.0900 3,21 p < 0,07*
9. Expectativa/ problemas percibidos por los udis con otros udis   0.1400 8,55 p < 0,05*
10. Expectativa/ problemas percibidos por los udis con los funcionarios   0.420.040.04 16,57 p < 0,000*
11. Riesgo percibido de contagio de VIH, VBH y/o VCH0.08000.760013,07 p < 0,000* 
12. Les piden jeringuillas   16% 11% 2,56 p < 0.10*
13. Prestan jeringuillas   7% 9% NS
14. Les prestan jeringuillas   13% 0%  
15. Reutilizan jeringuillas   16% 13% 6,25 p < 0,05*

* Estadísticamente significativo

 

Bibliografía

  1. European Centre for the Epidemiological Monitoring of AIDS. HIV/AIDS Surveillance in Europe. Quarterly report no.56. 1997/4.

  2. Estudio epidemiológico realizado por el Plan Nacional Sobre Drogas y la Secretaría de Estado de Asuntos penitenciarios sobre Situación previa al ingreso en prisión de toxicómanos que han delinquido. Publicación interna del ministerio año 1995.

  3. Harding T. Aids in prision. Lancet 1987; ii: 1260-1263.

  4. World Health Organization. WHO guidelines on HIV infection and Aids in prisions". Geneva, 1993.

  5. Project-pilote de prévention du sida dans les établissements pénitentiaires de Hindelbank. Rapport final á l’attention de l0Office fédéral de la santé publique. Berne, september 1995.

  6. Nelles J, Harding H. Preventing HIV transmission: atale of medical disobedience and Swiss pragmatism. The Lancet 1995; 346:1507.

EQUIPO INTEGRANTE DE LA COMISIÓN DE TRABAJO Y REDACTOR DEL PROGRAMA DE INTERCAMBIO DE JERINGUILLAS EN LA PRISIÓN DE BASAURI: JA Aguirre Esunza, JA Badiola Santamaria, F Barceló, M Burón Bengoetxea, MJ Conde Zabala, V Fernández de Larrinoa Palacios, K Gabantxo Laka, JA Garrido Seco, JA López Blanco, JA Martín Zurimendi, JJ Martínez Leunda, C Menoyo Monasterio, F Parras Vázquez, J Ruíz Fernández, F Saiz Ruiz de Loizaga, D Zulaika Aristi.