Campañas 2006 - Hábitos saludables mayores de 65 años

MENSAJE

Mejorar los estilos de vida a cualquier edad comporta siempre importantes beneficios para la salud

Tomar una alimentación variada, practicar actividad física de intensidad moderada de forma regular y moderar el consumo de sal y bebidas alcohólicas, son hábitos muy saludables.

Le ayuda a mejorar el control de la tensión arterial y a prevenir la obesidad y otras enfermedades crónicas, aumentando el bienestar general de la persona y reduciendo el riesgo de desarrollar enfermedades mentales o estados de apatía.

 

SITUACIÓN ACTUAL

La población de la tercera edad en España presenta un patrón alimentario intermedio entre un patrón occidental y el modelo tradicional de dieta mediterránea, del que nos vamos alejando.

Además, según los datos del último Eurobarómetro, la práctica habitual de actividad física es mucho menos común en España que en los países del centro y norte de Europa.

Los hábitos mencionados, junto con un elevado consumo de alcohol, explican que, según los datos de diversos estudios, entre un 30 y un 40% de la población mayor de 65 años padezca obesidad, con cifras claramente superiores entre las mujeres.

La obesidad se da con mayor frecuencia entre la población socio-económicamente más desfavorecida y en aquellos grupos con menor grado de educación.

La obesidad se asocia con las principales enfermedades crónicas de nuestro tiempo, como las enfermedades cardiovasculares, diabetes mellitus tipo 2, hipertensión arterial y ciertos tipos de cáncer.

También se asocia con problemas psicosociales, enfermedades respiratorias y la artrosis.

España presenta cifras de obesidad en población anciana que están entre las más altas de Europa, junto con otros países mediterráneos. En España hay un claro patrón norte-sur en la prevalencia de obesidad, siendo las Comunidades de Andalucía, Canarias, Murcia, Valencia y Castilla la Mancha las más afectadas.

ASPECTOS REVELANTES

Consumo elevado de productos con una densidad energética muy alta, ricos en azúcares refinados y grasas, como productos de bollería, bebidas carbonatadas, carnes y embutidos, lácteos y comidas preparadas.

Una disminución del gasto de energía como consecuencia de la reducción de la práctica regular de actividad física, asociada al incremento del tiempo dedicado a actividades sedentarias.

La soledad y la escasez de los contactos sociales favorecen el desarrollo de hábitos poco saludables.

La situación descrita se explica por causas ambientales y hábitos personales en un 99% de los casos.

Existe una presión ambiental (ambiente obesogénico) que induce al consumo de alimentos con alta densidad energética y a la práctica de actividades sedentarias, en paralelo a la presencia de ciertas barreras y una relativa carencia de estímulos motivadores para la adquisición de hábitos más saludables en relación con la alimentación y la actividad física.

Las campañas de promoción del consumo de bebidas carbonatadas y alimentos de alta densidad energética, la escasez de zonas verdes en las ciudades o el alto precio de las frutas y verduras son sólo algunos ejemplos de este entorno ambiental desfavorable.

Los niveles socioeconómico y de educación determinan los estilos de vida en interacción con el ambiente: a mayor nivel de educación hay más capacidad para defenderse de la presión ambiental mencionada, y a mayor nivel económico mayor disponibilidad de recursos para practicar actividad física y adquirir alimentos saludables.

CONSEJOS

ESTÁS EN LA EDAD de mantenerte ACTIVO, de cuidar tu ALIMENTACIÓN.

  • Toma una ALIMENTACIÓN VARIADA. Incluye frutas y verduras en tu dieta diaria.
  • Bebe más agua (2 litros al día), modera el consumo de sal y bebidas excitantes o alcohólicas.
  • Deja el tabaco.
  • CAMINA al menos 30 minutos cada día.
  • Haz ejercicio siempre que puedas.
  • Busca seguridad y protección.
  • Relaciónate, participa en la vida familiar y en la de tu ciudad. Presta apoyo, enseña y aprende.

Una dieta variada, con poca sal, azúcar y grasas es lo más recomendable para prevenir y retrasar la aparición de enfermedades crónicas. La clave, dieta mediterránea. Un poco de todo y todo bueno.

Bebe al menos un litro y medio de agua al día. Nunca es tarde para dejar el tabaco y moderar el consumo de alcohol. Los beneficios los verás muy pronto.

Se debe y se puede llevar una alimentación variada y adaptada a nuestros recursos y disponibilidades. Ingerir mucho líquido (agua), 2 litros al día, y de reducir la ingesta de sal y alimentos salados, bebidas alcohólicas y bebidas excitantes (té o café).

CAMINA al menos 30 minutos cada día. Moviendo las piernas mueves el corazón haciendo circular la sangre y ayudando a que tu cuerpo funcione correctamente. Como debe ser. Con un mínimo de 30 minutos diarios, además de disfrutar de un agradable paseo ganarás en salud.

Practicar una actividad física de intensidad moderada, pone en marcaha tus músculos y engrasa las articulaciones consiguiendo que tu cuerpo no caiga en todos los males que acarrea la inactividad.Hay actividades y ejercicios saludables para personas de todo tipo, condición y edad.

Piénsalo, prueba y elige el que más te satisfaga, (andar, nadar, bailar...).

Busca seguridad, evita los accidentes. Adapta tu casa, tu entorno, tus costumbres y tu vestuario para evitar caídas, deslizamientos, atropellos, fuegos...Realiza las revisiones de tus ojos, oídos y boca que tu médico te aconseje.Es importante que sigan funcionando adecuadamente aunque aunque necesites prótesis o alguna intervención.

Pide que te administren las vacunas recomendadas y no te automediques.

Relaciónate, participa en la vida familiar y en la de tu ciudad. Cultiva la amistad. Practica el buen humosr. La experiencia de tu vida es valiosa, no la guardes para ti. Tienes mucho que ofrecer. A todas las edades nos queda mucho por enseñar y por aprender en este mundo tan cambiante.

Estos son hábitos saludables, no sólo porque ayudan a mejorar el control de la tensión arterial y a prevenir la obesidad y otras enfermedades crónicas, sino porque aumenta el bienestar general de la persona, reduciendo también el riesgo de desarrollar enfermedades mentales o estados de apatía.

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