Situación actual del consumo de alcohol en España
En España, las sucesivas ediciones de la Encuesta Domiciliaria sobre Abuso de Drogas (EDADES), dirigida a la población de 15 a 64 años, y de la Encuesta Estatal sobre Uso de Drogas en Enseñanzas Secundarias (ESTUDES), dirigida a estudiantes de 14 a 18 años, muestran que el alcohol es la sustancia psicoactiva más consumida en nuestro país.
En 2009, el 94,2% de la población de 15 a 64 años refirió haber consumido bebidas alcohólicas alguna vez en su vida, el 78,7% lo hizo durante el año anterior a la encuesta, el 63,3% durante el mes previo, y el 11% a diario. Por otra parte, en 2008 el 81,2% de los estudiantes de 14 a 18 años lo había probado alguna vez, el 72,9% lo consumió durante el año previo, y el 58,5% en el último mes.
Los datos de que se disponen en población general (15 a 64 años) indican que, el consumo de alcohol, en términos generales, se ha mantenido en cifras elevadas pero estables durante el periodo 1997-2007, salvo por un reciente y ligero repunte en 2009. Sin embargo, se constata un aumento de la prevalencia anual de intoxicaciones etílicas en ambos sexos y para todos los grupos de edad, que ya se había iniciado en 2007 para el grupo de mujeres jóvenes (15 a 34 años).
En los jóvenes se constata, también, la extensión de los patrones de consumo intensivo (intoxicaciones etílicas y consumo en atracón o binge drinking) que conllevan riesgos elevados para la salud y el desarrollo psicosocial de los jóvenes que consumen y, por extensión, del resto de la sociedad. Así, se ha hecho evidente la adopción de este tipo de patrones de consumo, más propios de los países nórdicos y centroeuropeos, por países mediterráneos en los que eran infrecuentes hace unas décadas.
En 2008, 3 de cada 10 estudiantes de 14 a 18 años admitieron haberse emborrachado durante el mes previo a la encuesta. De igual modo, 4 de cada 10 estudiantes de 14 a 18 años consumieron en forma de atracón y 2 de cada 10 lo hicieron más de cinco días en el mismo periodo. En la población general (15 a 64 años), este tipo de consumo fue más frecuente en hombres que en mujeres y en los grupos de menor edad (20-24 y 25-29).
En cuanto a la percepción sobre los daños producidos por el alcohol, en España existe un entorno social tolerante y permisivo con respecto al consumo de alcohol. Tanto entre los adultos en 2007 como entre los estudiantes de 14 a 18 años en 2008, menos de la mitad de los encuestados consideraba que el consumo de 5 o 6 cañas/copas en fin de semana podía suponer un riesgo para su propia salud. Ello refleja una "normalización del consumo", entendida como la banalización y aumento del mismo, que está además en consonancia con la baja percepción del riesgo que los adultos y jóvenes atribuyen al consumo de alcohol.
Como cuestión de particular importancia se debe resaltar la tendencia ascendente de las prevalencias de consumo de alcohol en mujeres. En términos generales, los varones siguen mostrando mayores prevalencias de consumo y consumen más intensamente cuando lo hacen, pero estas diferencias han disminuido especialmente con relación a las mujeres jóvenes. Los datos son relevantes: en 2009, un 25% de mujeres de 15 a 34 años admitió haberse emborrachado en el último año, y en 2008 hubo más proporción de mujeres entre 14 y 18 años que admitieron haberse emborrachado alguna vez en su vida o durante el año anterior a la realización de la encuesta, que de varones.
La trascendencia de estos datos es evidente tanto por el hecho diferencial que supone el consumo de alcohol en mujeres en cuanto a los efectos y consecuencias derivadas del mismo (mayores alcoholemias que los varones a igual cantidad de alcohol ingerida, mayor tendencia al daño hepático, posible relación causal con neoplasias de mama y trastornos reproductivos, etc…) como por constituir el grupo de población con potencial reproductivo.
Aunque muchas mujeres reducen o suprimen el consumo de alcohol durante la gestación, se estima que hasta un 25%-50% de las mujeres embarazadas en la Unión Europea continúan consumiendo durante este periodo. Algunos estudios basados en la detección de alcohol en recién nacidos indican que podría existir una prevalencia de consumo de alcohol en mujeres gestantes mayor de lo que se estima a través de los métodos convencionales.