En los últimos años se observa una evolución favorable de la seroprevalencia del VIH en la mayoría de las categorías de transmisión, sin embargo es conveniente continuar avanzado en el desarrollo de estrategias dirigidas a prevenir la transmisión sexual del VIH y, necesariamente, en los grupos de población especialmente vulnerables. La movilidad, la estigmatización, factores sociales, económicos y culturales, el número de parejas sexuales que tienen y la frecuencia de estas relaciones, la coacción de algunos clientes para realizar prácticas de riesgo o el hecho de padecer con cierta frecuencia infecciones de transmisión sexual (ITS) son circunstancias que hacen que las personas que ejercen la prostitución (PEP) sean un grupo de población especialmente vulnerable al VIH. Las personas que ejercen la prostitución conforman un grupo heterogéneo de difícil clasificación que incluye a hombres, mujeres, jóvenes o inyectores de drogas que se prostituyen en diversos contextos y que hace necesario considerar las peculiaridades de cada subgrupo y ajustar el mensaje preventivo a sus particularidades.
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