Actuación en intentos de suicidio en curso. La experiencia del Cuerpo de Bomberos
El cuadro de “Las Hilanderas” muestra a primera vista una escena tradicional de mujeres trabajando en la costura, sin embargo una mirada más detallada permite observar que una desgracia está a punto de ocurrir en la que Artemisa va convertir a Aracne en una araña [1].
El trabajo de los bomberos en sus intervenciones sobre personas en riesgo de suicidio implica una lectura detallada de la situación que la persona está viviendo y una valoración rápida de los riesgos inmediatos. Una de las intervenciones más habituales en este ámbito se realiza sobre personas con riesgo de precipitación. Las ventas, puertas, puentes, balcones… suponen elementos de riesgo desde donde puede producirse un intento suicida.
El papel habitual del cuerpo de bomberos consiste en intervenir y resolver de la forma más rápida, sin embargo ante personas en riesgo de precipitación la actitud es diferente: el cuerpo trata de hacer la mínima intervención posible, tomando una actitud de escucha e invitando a que la persona abandone el lugar de riesgo. De este modo el cuerpo de bomberos trata de ser un último eslabón para que la persona pueda reflexionar y valorar la decisión de cometer una tentativa de suicidio.
Las intervenciones implican informarse, conocer y observar la situación y el entorno. Tratar de recabar la máxima información posible antes de contactar con la persona en riesgo de precipitación permite trazar una estrategia de antemano. Los antecedentes de tentativas suicidas, el uso de drogas, los elementos fundamentales de la biografía… permiten elaborar un retrato de la situación y plantear una estrategia ofensiva o una defensiva. La estrategia ofensiva consiste en la contención de la persona y se emplea cuando se puede evitar el acceso de la persona al método de suicidio sin poner a ninguna persona a riesgo. La estrategia defensiva tiene como arma principal la palabra y se emplea cuando separar a la persona del método de suicidio implica poner a alguien a riesgo. Se trata de entablar un diálogo y ejercer una persuasión para que la persona piense con detenimiento sobre el abanico de opciones que se extiende frente a ella. Cuanto más tiempo se consigue dialogar, avanza la fatiga y el impulso suicida se debilita. Además, con una conversación más larga puede conseguir apuntalar los anclajes de la persona con eventos positivos de la vida que le ayuden a sopesar las opciones. El transcurso de la conversación también puede anticipar el desenlace, hay palabras y actos que indican el cierre de la negociación con un desenlace no deseado.
En cualquier caso, las intervenciones del cuerpo de bomberos en las situaciones donde hay personas con riesgo de precipitación se basan la observación detenida de la situación y en actitudes de escucha, comprensión, respecto y fomento de los sentimientos constructivos.
[1] Diego Rodríguez De Silva Y Velázquez. Las hilanderas o la fábula de Aracne. Óleo sobre lienzo. 1657. Disponible en: https://www.museodelprado.es/coleccion/obra-de-arte/las-hilanderas-o-la-fabula-de-aracne/3d8e510d-2acf-4efb-af0c-8ffd665acd8d
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