Salud mental

Los problemas de salud mental en situaciones de catástrofe pueden variar desde síntomas de ansiedad y depresión hasta el desarrollo de trastornos relacionados con el trauma. Además, para quienes viven con trastornos mentales previos, la situación puede generar una desestabilización, incrementando la necesidad de atención especializada en un entorno donde los recursos están limitados.

En coordinación con la Oficina Autonómica de Salud Mental y Adicciones de la Comunitat Valenciana, el Comisionado de Salud Mental ha constatado la respuesta que ya se está ofreciendo, con el traslado de profesionales sanitarios de salud mental a las zonas más afectadas, la continuidad de la actividad de los equipos de atención domiciliaria para pacientes con problemas graves de salud mental en las áreas accesibles y la garantía de asistencia psicológica especializada para los familiares y allegados de fallecidos.

Recomendaciones en materia de salud mental para la población afectada por la DANA

  • Buscar apoyo en las personas cercanas: el contacto con familiares y vecinos ayuda a evitar el aislamiento. Expresa y comparte tus sentimientos y permite que otros lo hagan también. Es normal sentir emociones confusas y extremas en momentos como estos. Involucrarse en actividades de ayuda local también puede ser beneficioso a corto y largo plazo.
  • Evitar la exposición a sobreinformación y mala información: infórmate en fuentes confiables y evita los rumores o la confusión. La información clara ayuda a reducir la incertidumbre.
  • Cuidar de los niños y niñas, de las personas mayores, y brindarles actividades seguras: habla con ellos de manera tranquila sobre lo que sucede y mantén rutinas y actividades que les ayuden a sentirse bien. Intenta generar entornos emocionalmente seguros donde puedan expresarse y validar sus emociones.
  • Mantener en lo posible las rutinas diarias básicas: establecer horarios para comer, descansar o hacer otras actividades proporciona algo de estabilidad en momentos difíciles. Si tomas medicación crónica, no olvides continuar con ella, especialmente psicofármacos. Si no puedes encontrar medicación, acude a los servicios de salud más cercanos.
  • Ayudar a quienes están especialmente angustiados: si encuentras a alguien en mala situación psicológica (mucho sufrimiento, ideas de suicidio, hablando solo…), acércate y habla con él o ella, escucha con respeto y solicita ayuda o lleva a la persona a profesionales especializados o servicios de emergencias si es posible para que puedan ofrecerle el apoyo que necesita en ese momento.
  • Los problemas de sueño, la angustia, el llanto, los pensamientos intrusivos o el desbordamiento emocional, entre otros, son normales durante las primeras semanas después del suceso y mientras se mantenga el estado de inseguridad. Acompáñate y compártelos con personas cercanas. Si resultan difíciles de manejar, no dudes en solicitar ayuda a los equipos sanitarios. Si se mantienen a lo largo de las semanas sin reducir su intensidad, solicita asistencia a los servicios de salud.

Recomendaciones en materia de salud mental para el personal interviniente en las zonas afectadas por la DANA

En las primeras fases de la catástrofe lo primordial, además de cubrir las necesidades básicas de la población afectada por la DANA, es que las personas intervinientes sigan un enfoque de apoyo psicosocial:

  • Ayudar a recuperar la sensación de seguridad. Asegurar un entorno seguro para las personas afectadas. Proveer información simple, clara y coherente para reducir la incertidumbre y el malestar. Proteger de nuevos factores de estrés.
  • Promover la calma. Realizar una escucha respetuosa, paciente y tolerante para entender las necesidades y peticiones de las personas afectadas, incluyendo las expresiones emocionales intensas.
  • Promover la autoeficacia y la eficacia colectiva. Escuchar los deseos de participación de las personas afectadas y promover la toma de decisiones si así lo desean.
  • Promover conexiones y vínculos. Facilitar el acceso a medios de comunicación y prestar ayudar a la conexión de las personas afectadas con sus redes de apoyo.
  • Promover esperanza. Ayudar a las personas a reconocer los recursos que tienen después de la catástrofe, incluido su espiritualidad si así lo expresan, y facilitar la activación de los recursos de las personas afectadas, dirigiendo hacia las ayudas oficiales y de la comunidad a medida que se vayan ofertando.
  • Cuidarse para cuidar. Intentar cuidarse físicamente, la alimentación, la hidratación, realizar descansos, establecer turnos de ayuda. Darse un respiro si se necesita y compartir con otros voluntarios. Pedir ayuda de un profesional si alguna tarea te supera emocionalmente.

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