Preguntas frecuentes
Comida y agua
El ayuntamiento es la administración responsable del suministro de agua potable en el municipio. Sigue sus indicaciones y en caso de duda utiliza siempre agua embotellada para beber, cocinar e higiene personal.
Es posible que la empresa abastecedora de agua de su municipio haya comenzado la distribución de agua pero que esta no tenga aún la calidad de agua potable. Su Ayuntamiento le avisará cuando puede ser consumida. Mientras tanto, evite usarla para el consumo, limpieza de alimentos e higiene dental. Solo puede usarla para limpieza de superficies si se le añade lejía. Si la utiliza para limpieza corporal, debería ser hervida o clorada previamente.
No deben manipularse ni consumirse alimentos que hayan estado en contacto con el agua, el barro o cualquier fuente de contaminación, excepto latas y tarros de conservas herméticos que mantengan su envase íntegro y sin daños. Los envases deben lavarse con agua y jabón, aclararlos y después sumergirlos en agua hirviendo dos minutos y dejarlos secar durante una hora, antes de abrirlos.
No debe consumirse alimentos congelados o refrigerados que hayan perdido la cadena de frío.
Los alimentos deben mantenerse protegidos de cualquier contaminación, en un lugar limpio y seco.
Las frutas y verduras que se vayan a consumir en crudo, deben lavarse con agua potable y desinfectarse con algún desinfectante de uso alimentario.
Limpieza
En primer lugar, debe retirarse todo el agua y barro, así como los enseres y objetos que vayan a desecharse.
Deben limpiarse y desinfectarse todas las superficies (paredes, suelos y techos), enseres y utensilios de las viviendas y locales afectados por la inundación, que sean susceptibles de limpieza.
La limpieza debe realizarse con agua potable y jabón o detergente, ayudado de utensilios de limpieza limpios. Si la suciedad es abundante, renueve frecuentemente el agua y utensilios de lavado. Tras frotar las superficies afectadas, debe aclararse con agua potable. Tras el aclarado, desinfectar con algún desinfectante de uso doméstico, como la lejía diluida en agua.
No mezcle diferentes productos químicos de limpieza y desinfección. Especialmente no mezclar lejía y amoniaco.
No se aconseja participar en las labores de limpieza a la población vulnerable: niño/as, personas de edad avanzada, embarazadas o personas con enfermedades respiratorias, alérgicas o inmunodeprimidas.
Las labores de limpieza y desinfección deben realizarse con buena ventilación, preferentemente con ventanas y puertas abiertas.
Proteger nariz, boca y ojos de salpicaduras de agua contaminada, utilizando mascarillas y protección ocular. Si hay moho en las superficies, utilice preferentemente mascarilla FFP2 o N95.
Use ropa de manga larga y pantalones que cubran toda la piel y calzado impermeable con suela de goma.
Mantenga protegidas las heridas cutáneas.
Deben limpiarse frecuentemente y siempre que haya finalizado su uso, con agua potable y jabón o detergente. Tras su aclarado con agua potable debe desinfectarse con agua y lejía u otro desinfectante de uso doméstico.
Los enseres y utensilios de metal, vidrio o plástico pueden ser lavados y desinfectados. Los de madera y otros materiales absorbentes deben ser desechados.
La ropa del hogar, de la cama o de vestir que no pueda ser lavada y desinfectada debe desecharse.
La ropa debe ser lavada y desinfectada. Para la desinfección puede utilizar lejía u otros desinfectantes de textiles o bien hervirla. También puede usar programas de lavado automático largos y con temperatura igual o superior a 60ºC, evitando cargas muy grandes. Evite sacudir la ropa y si es necesario hacerlo utilice guantes, mascarilla y protección ocular.
Enfermedades
El riesgo de contagio tras una inundación se debe principalmente al contacto de agua contaminada con mucosas, especialmente nariz y boca, y heridas, la inhalación de gotas de agua contaminada suspendidas en el ambiente y por el contacto con personas que presenten síntomas sugestivos de una enfermedad infecciosa.
Las principales recomendaciones para reducir el riesgo de contagio de una enfermedad infecciosa son las siguientes:
- Trata de no dejar piel al descubierto para evitar heridas y su posterior infección. Usa ropa larga y calzado adecuado, preferiblemente de goma. En caso de tener heridas, lávalas con agua y jabón, siempre con las manos limpias, y protégelas con vendajes resistentes al agua si es posible.
- Protege ojos, nariz y boca para evitar el contacto con agua contaminada. Usa protección ocular, guantes, a ser posible de trabajo para evitar heridas, y mascarilla de tipo FFP2, N95 o quirúrgica. Si se mancha el material de protección con agua contaminada o residuos, lávalo con agua y jabón si es posible o recámbialo.
- Mantén siempre las manos limpias usando agua y jabón, especialmente antes de los descansos, de usar el móvil, de comer o al finalizar los trabajos de limpieza. Si no tienes jabón, puedes usar un gel hidroalcohólico siempre después de limpiar la suciedad visible con agua. Es importante no tocarse la cara ni con los guantes ni con las manos sucias.
El riesgo de desarrollar problemas de salud relacionados con las consecuencias de las inundaciones es mayor durante los primeros días después de la catástrofe, especialmente debido a la presencia de agua estancada y contaminada que es el principal reservorio de patógenos que pueden provocar enfermedades infecciosas. Una vez esta situación se resuelva en todas las localidades afectadas, el riesgo de aparición de nuevos contagios se reduce de manera paulatina gracias también a la aplicación de las medidas de protección personal y las tareas de detección precoz y control de enfermedades por parte de las autoridades sanitarias y de salud pública. Es poco probable que más allá de las cuatro semanas después de las inundaciones se registren problemas de salud relacionados con enfermedades infecciosas, aunque en función del momento del contagio y del periodo de incubación pueden aparecer casos más allá de estas cuatro semanas.
En cualquier caso, ante la aparición de síntomas que requieran la asistencia sanitaria, es importante referir el haber estado en contacto con agua que haya podido estar contaminada o con alguna persona con síntomas, ya que las enfermedades pueden desarrollarse hasta días después del contacto de riesgo.
Los cadáveres, tanto animales como humanos, no presentan riesgos importantes para las personas en términos de enfermedades epidémicas. La mayoría de microorganismos no sobreviven mucho tiempo una vez se ha producido el fallecimiento. Existe riesgo de que haya contaminación de aguas por patógenos que causen infecciones gastrointestinales que provoquen diarrea y vómitos.
Ante el hallazgo de un cadáver, evita el contacto y avisa a las autoridades y profesionales con formación específica.
En contra de lo que mucha gente cree, no hay evidencia de que los cadáveres supongan un riesgo importante de enfermedades epidémicas tras un desastre natural. La mayoría de los microorganismos no sobreviven durante mucho tiempo en el cuerpo humano tras la muerte y es más probable que en el caso de haber infecciones el origen venga de los supervivientes.
Los únicos casos en los que los cadáveres son un riesgo muy importante para este tipo de eventos es si los fallecidos tienen cólera o fiebres hemorrágicas, que no es el caso de nuestro entorno.
Las inundaciones suelen arrastrar las aguas donde suelen aparecer los mosquitos o donde suelen dejar sus huevos. Sin embargo, con el paso de los días pueden aparecer nuevos lugares con agua estancada que aumenten el riesgo de aparición de vectores como los mosquitos. Para evitar las picaduras de mosquitos, es importante el uso de ropa y calzado que cubran el máximo posible de piel y utilizar, si es posible, repelente de mosquitos.
Evite la acumulación de agua en recipientes exteriores, tales como platos de macetas, recipientes e imbornales
Si se detecta una zona de agua estancada con mosquitos, es importante avisar a las autoridades competentes para que puedan llevar a cabo las actuaciones necesarias.
Si desea localizar información relacionada con el contenido de esta página, utilice el buscador